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El Nicaragüense, periódico de William Walker, dijo entre otras cosas: “No se encuentra un hecho semejante en la historia de los ejércitos americanos, a no ser el saqueo de la ciudad de Washington. Todas las ventajas de tiempo y lugar estaban a nuestro favor, todo contribuía a ganar la batalla; pero ninguna de esas ventajas, ni todas juntas, nos libraron de una cruel y vergonzosa derrota”.

Más de siglo y medio después podemos decir: “La guerra patria no ha muerto”.

Siglo y medio después del fusilamiento del presidente Mora, el Monumento Nacional nos recuerda temas que no deben ser vistos solo en el pasado sino también en el presente: el nacionalismo, la identidad nacional y el civismo. La lucha por la soberanía nacional, la defensa de la independencia, tanto política como económica, son algunos de los temas representados en esta escultura.

La obra fue ejecutada en bronce, sobre un pedestal, con siete figuras que representan las cinco Repúblicas de Centroamérica - Costa Rica, Nicaragua, Guatemala, Honduras, El Salvador- en unión para defender su territorio y rechazar la invasión imperialista a cargo de William Walker, quien simboliza la sexta figura; la séptima figura es el soldado muerto.

En el centro del grupo, a mayor nivel, Costa Rica se yergue, enarbolando el Pabellón Nacional, que representa la lucha por la libertad. Sostiene a Nicaragua con la espada rota y el rostro velado que simboliza el duelo por la ocupación. Con la otra mano en la bandera, Costa Rica indica el camino a las demás repúblicas hermanas.

Los cuatro bajorrelieves del pedestal representan la batalla de Santa Rosa, la batalla de Rivas, la toma del río San Juan, los jefes de la Campaña Nacional centroamericana alrededor del presidente Juan Rafael Mora Porras. Todos reflejan motivo de orgullo para los costarricenses.

Eduvisión
9789968667067

Ficha técnica

Área
Literature
Formato
Impreso

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